Miedos Conquistados


Salmos 34. “4Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”.

Pueda que en nuestra vida hayamos tenido éxito simplificando unas áreas importantes, y probablemente podamos lucir bien por fuera. Pero si el miedo corre a sus anchas debajo de la superficie, estamos a punto de derrumbarnos igual que una pared podrida. Simplificar nuestras vidas también significa eliminar los focos de miedo allá donde acechen.

A Dios le gusta que el hombre viva sin miedos, experimentando paz. Si ponemos atención, desde Génesis hasta Apocalipsis encontramos una y otra vez referencias que dejan marcado el deseo de Dios de un mundo libre de miedo y lleno de paz.

En Números, Dios ordena a Moisés que dé esta bendición que encontramos en Números 6. “22Jehová habló a Moisés, diciendo: 23Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 24Jehová te bendiga, y te guarde; 25Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”. La paz fue uno de los últimos dones que Jesús impartió a Sus discípulos antes de su asunción. Juan 14. “27La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Un poco más adelante en el mismo evangelio podemos leer en Juan 16. “33Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. También podemos observar que Juan y Pablo se refieren a shalom en su comunicación a la iglesia primitiva. Filipenses 4. “6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. y leamos también las hermosas palabras de Juan en 1 Juan 4. “17En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 18En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. Esto es una muestra pequeña de los muchos pasajes bíblicos que hablan acerca de shalom. Esto deja claro que Dios desea paz para el mundo. El miedo no puede gobernar en los corazones de la gente que permite que Dios reine completamente.

Con todo esto surge una pregunta: ¿Dónde está la paz? Si nos sinceramos podemos encontrar unos focos de miedo escondidos en nuestro interior. Yo tengo varios miedos. Conozco muy pocos que andan por ahí con “una paz que sobrepasa todo entendimiento” en sus corazones. ¿Qué será que muy pocas personas experimentan paz?

El miedo es la muralla que impide la entrada a la paz, y es un repelente para tener una vida simplificada. El miedo te hace débil. De nada vale simplificar los calendarios, nuestras relaciones, las finanzas, y cosas por el estilo; cuando el miedo atropella, todo se derrumba. No importa lo fortalecidos que luzcamos por fuera, nos quebraremos si el miedo se ha colado bajo la piel de nuestra vida.

Todos tarde o temprano nos topamos con destructores de paz que nos roban el shalom que Dios quiere para los suyos. Los destructores de paz son fuerzas o circunstancias que sacuden nuestra tranquilidad interior. Se inmiscuyen dentro de nosotros sin tener invitación a pasar. Incitan al miedo y causan ansiedad. Y cuando tratamos de no prestarles atención, toman más fuerza y nos ponen en riesgo de derrumbe. Algunos de estos destructores de paz son: la crisis de una relación, malas noticias inesperadas, la presión económica, un fracaso moral, la muerte acechadora. Es probable que estemos atrapados en alguno de ellos ahorita.

Malas noticias inesperadas

Un telefonazo, una carta, un correo electrónico marcado como “urgente”, los resultados de unos exámenes médicos, un timbrazo un domingo en la tarde, una carta de despido un treinta de mes. En pocos segundos, las malas noticias te golpean en la cara, y las tranquilas aguas de tu mansa vida se convierten literalmente en un tifón. Ahora la tragedia y el caos quieren reinar. Desearíamos retroceder el reloj y deshacer lo que ha pasado, pero ya no tenemos control, shalom se ha marchado.

Fracaso moral

Cuando cruzas una importante frontera moral, la ola de miedo, remordimiento, culpa y vergüenza que inunda tu alma arrasa con cualquier sensación de paz que alguna vez hubo allí. La última vez que cedimos ante cierta tentación, nos sentimos tan culpables delante de Dios, tan llenos de ansiedad y vergüenza, que le confesamos el pecado y le decimos: “Señor, esto nunca volverá a pasar. Voy a vivir en tus caminos. No volverá a pasar”.

Sin embargo cuando la tentación te coquetea nuevamente, haces el mismo salto mortal en el mismo abismo. Te pones furioso contigo mismo, y te sientes sucio y avergonzado. Esa idea de paz con Dios se ve muy distante y perdida para siempre. Surgen las palabras juicio, vergüenza, esconderse, secreto y miedo. Pocas cosas hacen pedazos nuestra paz como un fracaso moral.

Mortalidad inminente

Todos algún día llegaremos a un momento en que nos enfrentaremos cara a cara con nuestra propia mortalidad.

Es probable que ya vivas con serias dificultades físicas. Pueda que haya un informe médico un tanto negativo escondido en casa. Quizá has llegado a la mediana edad y te das cuenta que ya no eres un jovencito con toda una vida por delante. O pueda ser que hayas llegado a una edad donde difícilmente llegarás a cumplir diez o cinco años más. ¿Cómo dejar que la paz de Dios reine cuando sabemos que pronto nos vamos a morir? Esa es una fuerte tensión para muchos. Una inminente mortalidad puede ser una destructora de la paz.

Los destructores de paz como las malas noticias, las malas rachas económicas, las crisis relacionales, los fracasos morales y nuestra inminente mortalidad tienen un alto poder de evitar que la paz de Dios se establezca en nuestras vidas.

Pero, ¿qué haces cuando un destructor de paz irrumpe en tu vida? ¿Abandonas la idea de paz? ¿Te resignas a vivir con un grado comedido de miedo y la sensación siempre presente de ansiedad?

Creo que podemos hacerlo muchísimo mejor. Puedes vivir en shalom a pesar de los destructores de paz que intentan soterrar tu vida. Puede ponerte en pie y luchar.

Miedo Constructivo

Sonará chocante lo que diré, pero a veces el miedo es algo bueno. No se debe luchar contra algunos miedos; se les debe hacer caso. Son los miedos constructivos. Cuando te pone nervioso manejar un auto en una noche de tormenta, este miedo permite que no te vayas a estrellar. Cuando te preocupas por un examen de la escuela, sea como sea ese miedo te motiva a prepararte mejor. Un poco de miedo te ayuda a valorar una oportunidad.

Cuando evitas con éxito una tentación porque temes el daño que podría causar, ese miedo te mantiene alerta y centrado en las consecuencias de tus acciones.

Sé perfectamente que hemos fallado a la hora de hacer caso a la sabiduría que nos da los miedos constructivos, sobretodo cuando somos jóvenes. Yo hace algunos años cometí la estupidez de arriesgar mi vida cruzando un hoyo profundo a través de un tronco. En ese instante me pasó igualito que el rey Belsasar en Daniel 5. “6Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra”. Este rey estaba “muerto de miedo”, igual que yo solo de pensar que tenía que cruzarlo nuevamente.

El miedo constructivo no solo nos advierte de daños físicos, sino que también intenta alertarnos de daños más profundos y espirituales. Mateo 10. “28Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. La verdad que debemos vivir con un ojo puesto en la eternidad. El verdadero éxito finalmente es acabar en el cielo.

Miedo Destructivo

Este tipo de miedo a diferencia del constructivo, nos paraliza, no nos protege de peligros razonables ni nos llama a ponderar la eternidad con actitud seria. Este miedo merma nuestra calidad de vida. Silencia nuestro gozo, y nos roba la satisfacción. Imagina a Pablo, temiendo la resistencia o el rechazo, eligiendo estar guardado sano y salvo en su casa en vez de dirigirse a los viajes misioneros que llevaron el mensaje de Jesucristo a muchos lugares.

Imagina a un David con miedo de lo que le podía hacer el gigante. Imagina a los amigos de Daniel con miedo de morir en el horno de fuego. Pablo nos dice en 2 Timoteo 1. 7Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Dios no quiere timidez en ti, quiere que vivas con un espíritu de poder, amor y una mente serena. Él quiere ayudarte a conquistar las preocupaciones fatigadoras que nos ahogan.

Cuando tú haces tu parte, Dios hace la Suya. Prepárate para el trabajo duro. Debemos de comprender el origen del miedo. Debemos entender también cómo exponer las mentiras del miedo. El miedo prospera en el engaño. Juan 8. “44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. También debemos aprender a cómo afrontar el miedo cara a cara.

El único camino por el que derrotarás tu miedo es sosteniéndote a la mano de Dios y enfrentarte a lo que temes. Finalmente hable palabras de verdad. La verdad vence, siempre. Salmos 34. “4Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”. Mire las palabras que Dios le dijo a Josué en Josué 1. “5Nadie te podrá hacer frente. en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”.

Y por favor NO dejemos de orar. Presenta tus peticiones a Dios. Dile a Dios exactamente qué quieres que haga. Si tienes duda en algo en tu vida, díselo a Dios, habla con Él.

Es hora de que te enfrentes a tu miedo. Has sufrido demasiado tiempo bajo la tiranía de la ansiedad y el miedo. Haz de hoy un momento decisivo de tu vida.

2020 Noviembre 15. Domingo 07 am, un sermón de Josué M Guzmán. Predicado en Misión Buenas Nuevas.

Deja Espacio para el Perdón


Lucas 23. “34Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Es imposible, escúcheme bien, imposible que pueda vivir en este mundo sin ser agraviado. ¿Alguien puede levantar la mano que no haya sido agraviado? Todos hemos sido agraviados, lastimados, maltratados, perseguidos u ofendidos.

Muchas veces subestimamos el verdadero costo de un agravio. Pensamos que podemos seguir adelante en la vida sin que nos afecten las problemáticas y las fracturas con las personas que nos importan. Los fracasos relacionales nos debilitan, nos merman fuerzas. Estos eventos cautivan nuestra cabeza y corazón, y están sobre nosotros como una nube oscura llena de tormenta.

Hay personas que tienen un historial de relaciones rotas en la vida, que cuando tienen un malentendido o alguien sale herido, hacen poco o nada por arreglar las cosas. ¿Y qué dicen? Que resolver las cosas lleva demasiado tiempo y energía, sin embargo la huella en su camino es devastadora.

Es mucho mas eficiente, además que trae paz a la mente y satisfacción a la vida, sanar una ruptura relacional en vez de dejarla ignorada y evitarla. Es imposible vivir vidas simplificadas con relaciones rotas.

Siempre lo que hay dentro finalmente sale

Jesús es el experto número uno en relaciones rotas. Jesús, sufriendo sus últimos momentos de vida clavado en la cruz , ofrece palabras de reconciliación a todos lo que le acusaron injustamente y por detrimento le declararon culpable, es decir la gente que le estaba matando. Lucas 23. “34Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¡Qué preciosa oración llena de bondad! No es muy larga, de hecho solo tiene ocho palabras. Estas pocas palabras han sacudido corazones de los que las leen.

Justo en el momento del agravio, Jesús perdonó a los que le agraviaron, a los que lo mataron. Debemos recordar que los verdugos romanos no eran precisamente los niños de un jardín infantil. No eran personas modelos de comportamiento y buenas costumbres. Eran soldados de un imperio despiadado, que tenían violencia en sus venas, rabia en sus corazones y que los volvía aptos para ser ejecutores perfectos. En otras palabras, eran asesinos de profesión, algo así como criminales legalizados que les encantaba su oficio. Estos matones blasfemos golpearon a Jesús hasta dejarlo irreconocible, para luego clavarle clavos en manos y pies. Y si esto fuera poco, luego echaron suerte por sus ropas, y ya en la cruz se burlaron. Con todo ese escenario, que debió ser mucho más crudo de lo que lo puedo describir, Jesús colgado en la cruz, luchando por respirar, ensangrentado lacerado, desnudo, herido y completamente expuesto, perdonó.

¿Qué clase de impacto tuvo la breve oración de Jesús en los espectadores? Marcos 15. “39Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”. Y miren cómo después de unos años, el impacto de la oración lo reconocía Pablo en Romanos 5. “6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos”. En algunas versiones dice “todavía éramos pecadores”. La oración que Jesús realizó mientras colgaba de la cruz dejó su marca en las bases de la fe cristiana. Cuando todavía éramos pecadores, en medio de nuestra tremenda transgresión a su humanidad, Jesús nos perdonó profundamente.

Vivimos en un mundo atestado de pecadores. De hecho yo soy uno de ellos, y un pecador en serie, repetitivo en ese accionar. Creo que igual que tú. Es natural en nosotros buscar estar delante de los demás, se nota al conducir un automóvil, sin embargo ese actuar causa daño a los que están a nuestro alrededor.

Responder a las ofensas

Ofensas menores

Hay ofensas que realmente son menores, donde el “agravio” no es más que un pequeño desliz, pero la parte ofendida perdiendo contacto completo con la realidad, se pone en modo “víctima”. A veces somos tan exagerados que queremos sentirnos modo “pobre criatura” con cualquier cosa, y andamos buscando un pretexto. Realmente deberíamos tener suficiente resistencia para no enojarnos o sulfurarnos cuando se nos crucen las irritaciones menores e insignificantes de la vida. 1 Corintios 13. “4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;”. Este par de versículos exhorta a todo el que pregona ser seguidor de Cristo a que no seamos gente que “se enoje con facilidad”. Viviendo bajo la perpetua fuente de amor que es Dios, nuestros corazones deberían estar llenos de Su amabilidad, gracia y amor diarios que deberíamos tener suficiente paciencia y resistencia para no enojarnos por pequeñeces, por las injusticias de todos los días, los pequeños choques que suceden con la familia y amigos. De esta manera simplificamos la vida. No hagamos montañas de cosas infantiles. Déjalo ir. No te preocupes, puedes superarlo con facilidad, puedes perdonarlo fácilmente, puedes simplificar tu vida; aunque puedes hacer lo contrario y actuar como “víctima”, erigirte en tus “derechos” y hacer que todo el mundo sepa que te han ofendido. Es fácil permitir que la ira y el enfado salgan a la superficie. Si tienes la costumbre de ahogarte en un vaso de agua, averigua qué dispara tus reacciones desproporcionadas.

Heridas intermedias

Estos agravios son un tanto más complejos, ya que no son simples ofensas sin importancia, llevan consigo heridas justificadas que demandan una solución, una cura. En algún momento de nuestra vida caeremos en este tipo de ofensas irremediablemente, es parte de vivir en un mundo donde el pecado está presente.

A veces nos acercamos a alguien para contarle una dificultad de nuestra vida, y le pedimos en la confianza que guarde el secreto. Pero mas tardamos nosotros en decirle que sea prudente, que esa persona en tomar el celular y contarle a otra persona cercana a nosotros. ¿Nos molestamos? Tenemos una herida justificada, es una traición a todas luces, es más que una irritación menor. El que fue en un día un amigo de confianza se ha convertido ahora en la persona con la boca mas grande del mundo y nos ha comprometido con su falta de cordura y responsabilidad.

¿Qué merece el amigo con la bocaza del tamaño del océano? Es una pregunta legítima y encaja con el pensamiento común del mundo donde vivimos, al estilo del ojo por ojo del AT donde los ofensores merecen un castigo ¿verdad? Éxodo 21. 24ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”. Lo malo de este pensamiento es que no da una satisfacción duradera y absoluta como el agraviado se imagina que recibirá. Centrar nuestros esfuerzos en una venganza definitivamente no es parte de una vida simplificada.

Perdonar no es un proceso sencillo. Perdonar significa estar consciente del daño recibido, sufrir lo que nos han hecho, y aun así al final liberamos a la otra persona, la dejamos ir, no por su bien, sino por el nuestro.

En este tipo de ofensas intermedias no hay una solución rápida. El perdón en el tiempo de Dios es la única puerta a la sanidad. Pueda ser que en estos casos el perdón lleve tiempo, pero al final del día es la única salida viable que genera paz.

Mateo 18. “15Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. No importa quién haya causado la ruptura relacional, tú debes dar el primer paso. No importa si es problema de la otra persona, o tu problema, o de ambos, o de ninguno; tú debes iniciar el intento de reconciliación. SI hay fricción en tu relación, o cualquier crisis, Jesús dice: Ve, da el primer paso.

Ojo, Jesús nos dice que vayamos solos, no hagamos un “pancho” antes diciéndole a todo el mundo lo que la otra persona nos hizo. No le cuentes a nadie los detalles de la problemática. Cuando te acerques a alguien que te ha herido, hazlo con un espíritu de reconciliación.

Injusticias que destrozan la vida

Este tipo de agravio son tan fuertes y profundos que destruyen la vida, puede ser una tragedia impensable que cambia tu vida. Por la misericordia de Dios, no todas las personas vivirán una ofensa de categoría 3 en su existencia.

La persona que sufre este tipo de agravio, no es que ya no sea la misma persona, sino que es la misma pero con un montón de dolor, y donde vaya lo lleva con él. Estos agravios son ocasionados por tragedias de muerte, por pérdidas y daños ocasionados a la humanidad de una persona por culpa de otra. Acá se dan los casos de las víctimas de abuso sexual que perdonan a sus abusadores, adictos recuperados enmendándose con la familia devastada que les perdonaron. Por lo gracia de Dios, el perdón genuino por las ofensas de esta categoría es posible. Es un trabajo duro, y difícilmente pasa de la noche a la mañana.

El perdón radical es poderoso. Corta la respiración. Un corazón normal buscaría venganza. Jesús fue el modelo de este tipo de corazones cuando perdonó a sus asesinos mientras lo estaban matando. ¿Qué transforma el corazón de esa manera? Comienza cuando experimentamos el perdón de nuestros propios pecados por medio de la Cruz de Cristo. Conocer nuestros defectos delante de un Dios santo nos capacita a su vez para elegir un perdón radical. Lucas 7. “47Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados”. Comprender del todo el perdón radical que Dios nos extendió mientras éramos todavía pecadores supone a su vez un cambio de corazón. Es mucho más fácil ofrecer perdón a los demás cuando somos totalmente conscientes de cuánto nos ha perdonado Dios a nosotros.

Cuando tu corazón se llena a diario de la generosidad del Padre, comprendes las alternativas a la hostilidad, la amargura y la búsqueda de venganza. Para este tipo de ofensas el perdón es un proceso de por vida. No permitas que la falta de perdón te haga esclavo. Ayuda tener clara aquella oración de Jesús en la cruz. Lucas 23. “34Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Cuando pasas de herido a sanado, pasas a una vida más simplificada.

2020 Noviembre 08. Domingo 07 am, un sermón de Josué M Guzmán. Predicado en Misión Buenas Nuevas.

De Impaciente a Satisfecho


Eclesiastés 5. “19Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios”.

Si hacemos cuenta, pasaremos un tercio de nuestra vida en el trabajo. La vida laboral consumirá cuando menos entre ocho a diez horas al día por cinco o seis días a la semana. La experiencia que sumes en tu trabajo traerá alegría y plenitud, o creará un índice de miseria que será muy difícil de compensar. Estar atascado en un trabajo malo te complica la vida. Debemos examinar nuestra vida laboral como un paso importante para simplificar la vida.

Eclesiastés 5. “18He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. 19Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios”. Parafraseando al sabio escritor: una de las mayores bendiciones de la vida es amar tu trabajo y estar satisfecho con tu labor diaria.

¿Creen que hay personas que sus trabajos les hagan miserables? A la miseria le fascina la compañía, es por eso que siempre escucharás de un amigo o conocido lo miserable que los hace su trabajo. De vez en cuando encuentras a alguien que ama su trabajo y dice frases como: “me encanta mi trabajo”, “me siento bien en lo que hago”, “trabajo en el mejor ambiente”, “trabajaría gratis pero no se lo digas a mi jefe”.

¿Hasta que punto estás satisfecho con tu trabajo? Hagamos una escala del uno al diez. Encontrar satisfacción en el trabajo tiene el poder de simplificar tu vida de bastantes maneras.

Un trabajo miserable te absorbe la energía. Terminas tu jornada con un mal humor, no queriendo ir a trabajar mañana. En un trabajo que disfrutas, terminas la jornada, si bien es cierto estás un poco cansado, pero tienes energía para tu familia, amigos, aficiones y otras actividades.

Un trabajo miserable te roba la paz, ya que suele existir conflicto, frustración, caos, ineficiencia, malas decisiones y un ambiente emocionalmente tóxico. Cuando sales de un trabajo miserable, es difícil dejarlo en la puerta, lo llevas dentro y se nota cuando hablas y cuando te relaciones con los demás. Cuando en tu trabajo reina el caos, tu vida es todo, menos simple.

Cuando la paz prevalece en tu trabajo, es notorio. Los papeles están bien definidos, las direcciones claras. La energía se gasta en el trabajo real, no tratando de luchar contra el sistema para hacer el trabajo. Cuando tienes un trabajo así, respiras mejor por dentro. No solo la jornada se simplifica, sino que también disfrutas tus horas libres y tus fines de semana son plenos y más sencillos. Eres capaz de dejar el trabajo en la oficina, donde debe estar.

Un trabajo miserable destruye la confianza en ti mismo por medio de la ingratitud, los celos mezquinos, la indiferencia, la falta de respeto, la falta de crecimiento y desarrollo. Sin embargo un trabajo que te gusta suele aumentar la autoestima sin llegar al terreno del ego. Ves el fruto de tu esmero. Además te sientes orgulloso de la faena realizada. Te sientes recompensado, no solo en lo económico, sino también en el reconocimiento como persona. Y llevas esa mejor versión de ti fuera de tu trabajo. Eres mejor vecino, eres mejor pareja, mejor hijo, mejor padre, mejor cristiano, y mejor ciudadano.

Todo esto del trabajo que te hace feliz y aumenta tu nivel de energía se oye super bien, pero, ¿cómo encontrar un trabajo que me guste realmente y ayude a simplificar mi vida? Veamos algunos alineamientos:

Pasión

Salmos 139. “14Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien”. El rey David nos trae a colación que somos “una creación admirable”. La pasión varía de persona en persona, algunos tienen pasión por la fotografía, por cantar, por cocinar, por escribir, por administrar, por liderar, por cuidar el jardín, por hacer manualidades, por leer, y gran largo etcétera. Hay unos que tienen pasión por la contabilidad, por la panadería, la aviación, la crianza de niños, el campo, la ganadería, la computación, la música. Hasta los que trabajan en una funeraria pueden sentir pasión por lo que hacen, pueden ayudar a las personas en los momentos mas difíciles, además que les encante trabajar en un lugar tranquilo, hasta la muerte.

Es fantástico conocer a personas apasionadas por lo que hacen, por ejemplo yo veo a muchos miembros de la Iglesia apasionados en el servicio a la congregación. Identificando con claridad las pasiones que Dios nos ha dado y encontrando trabajos que armonicen con ellas lo mejor posible, nos pondremos en posición para encontrar una gran satisfacción en el trabajo y en la vida.

Cultura

La cultura de tu entorno de trabajo también juega un papel vital en la creación de una satisfacción y un consentimiento verdaderos. Pueda ser que tu pasión esté alineada adecuadamente, pero la cultura no, es decir, vocación correcta, compañía incorrecta (o jefe incorrecto). La descripción de un trabajo puede cuadrar justo en lo que nos gusta y somos buenos, pero si la cultura fomenta un liderazgo pobre, prejuicios, burlas, un ambiente tóxico, y cosas por el estilo, el trabajo puede ser perfecto, pero importará poco, será miserable. Sin importar en la posición que te encuentres dentro de una empresa, tienes que elegir cuál será tu granito de arena. Puedes ser alguien que bendiga a cada persona que se cruce en su camino, no importando su rango jerárquico. ¿Qué pasaría si mañana llegas a tu trabajo con la decisión de construir una cultura más sana y crear una entorno más jovial, donde se honre a Cristo? Sé que no es tarea fácil. A veces no es posible en lugares donde la cultura es tan tóxica y te comprometen la moral y tienes que salir. Ora a Dios para que guíe tus pasos hacia un nuevo trabajo que tenga un mejor clima y una mejor cultura.

Pero ante todo recuerda que no eres una víctima y nadie puede destruir tu actitud sin tu permiso. Debes mantener alta tu actitud para ser optimista en tiempos difíciles, y tener la paciencia de bendecir a aquellos que maldicen.

Desafío

  1. Laborar en el nivel óptimo de desafío trae la mayor satisfacción. A veces puede significar la diferencia entre la extenuación y aburrimiento, con la satisfacción diaria. ¿Te sientes muy desafiado, más o menos desafiado o nada desafiado? ¿En qué nivel de desafío prosperas? ¿Qué pasa cuando no estás suficientemente desafiado? Tu mente divaga, pierdes el sentido de realización y comienzas a aburrirte.

¿Qué pasa cuando estás adecuadamente desafiado? Esta debería ser la meta supuestamente, pero no. Acá cumples con tu tarea con tu solo esfuerzo, como uno más del montón, no hay sensación de aventura, no hay crecimiento.

A veces puede ser que en el trabajo estemos peligrosamente desafiados. Si te quedas acá por un buen tiempo, algo se romperá en tu vida, tu salud, tu familia, tu matrimonio, tu relación con Dios, la conexión con tus hijos, tu calidad de vida, etc.

¿Qué nivel de desafío es el correcto entonces?

Adecuadamente desafiado de más

En este punto tu satisfacción comienza a aumentar de verdad. Sabes que estás dándolo todo y eso crea satisfacción. Acá eres proactivo.

Compensación

Hay un intercambio que toma lugar en cada situación laboral: tu trabajas, ellos te pagan un sueldo. Lucas 10. “7Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa”. Se oye fácil, pero hay muchas ocupaciones que son diferentes y cada una tiene compensaciones propias. Es muy bonito cuando la pasión y la paga se alinean, permitiéndote hacer algo que amas y que te lo paguen bien. Si esa es tu situación dale gracias a Dios todos los días. Pocas personas experimentan el equilibrio entre pasión y paga. Es una de esas raras bendiciones en la vida. Al no conseguir un trabajo así, puede tornarse angustiante, y obviamente para llegar a un trabajo que te guste y que te paguen bien es difícil, y solo viene de tomar buenas decisiones. 1 Timoteo 5. “7Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. Duras palabras. Pablo decía algo así como “Pon tu pasión a un lado si debes, al menos por un tiempo, y trae comida a la mesa”. Si estás llamado a proveer, debes proveer, aunque no puedas hacerlo en tu área de pasión. Esa es tu prioridad, proveer.

A veces pasa lo contrario, gente basada eligiendo un trabajo solo viendo un gran salario, que luego pierden contacto con todas sus pasiones, entre ellas la relación con Dios.

¿Alguna vez has sentido un golpecito en la espalda de parte de Dios, o escuchado un suave susurro que te ha pedido que te dediques a determinada profesión o actividad? ¿Estás trabajando donde Dios quiere que estés? La vida es corta. No pierdas otro minuto ignorando el toque de Dios en tu espalda. Sueña con decir algún día cercano: “Señor, Tú sabías lo mejor. Seguí tu dirección, escuché tu susurro, y tenías razón. Tus caminos son más altos que los míos. Te seguí y encontré mi pasión, mi trabajo es una de las grandes bendiciones de mi vida”.

Así que recuerda alinea tu pasión, alinea tu cultura, alinea el desafío y alinea la compensación. Recuerda:

  1. Sueldo bajo / Pasión alta: Suplementa tu sueldo.
  2. Sueldo alto / Pasión baja: Suplementa tu pasión.

El Viaje de la Vida


Génesis:24. “42Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová, Dios de mi señor Abraham, si tú prosperas ahora mi camino por el cual ando,”.

La vida es literalmente un viaje, y como todo viaje, tiene un punto de partida. Cabe aclarar que tú no tuviste ninguna decisión sobre iniciar este viaje, tu color de piel, tu raza, tu país, tu sexo o en el color de tus ojos. Desde que naciste te iniciaste en el viaje de la vida.

Así como tiene un inicio, gracias a Dios, también tiene un final. Este viaje puede finalizar de repente, sin aviso previo, o después de una larga y deteriorada salud; de una u otra manera el final llegará, y al igual que el nacer, tampoco será su decisión. La muerte nos llega a todos por igual, y que cuando llega nos hace igualitos a todos.

Como en cualquier viaje, este también tiene un punto medio, el cual se convierte en nuestro diario vivir, nuestra jornada. Es cierto, para algunos esta jornada es muy breve, pero para gran parte de nosotros este lapso dura muchos años, donde pasamos de la infancia, a la adolescencia y luego a adultos, y posteriormente a la vejez. Al igual que el inicio y el final, esta etapa es inevitable.

La vida es un viaje, aunque a veces no lo tengamos presente. El vivir se vuelve tan complejo que nos ocupa casi toda la atención, y no nos detenemos a observar la foto completa. Para unos la vida es como el “reality show Survival”, para otros, a pesar de tener todo lo soñado está llena de insatisfacciones y frustraciones. Unos vemos la vida cómo una serie de momentos no relacionados, unos malísimos, otros no tan malos, y otros buenos. Otros sienten la vida como un remolino que ha arrasado con todo.

Dios, cuando nos dio vida, quería y quiere que nuestra vida transcurra de una manera diferente, llena de gozo y de propósito. Dios quiere guiarnos en nuestras decisiones, y quiere brindarnos esperanza para el futuro. Pero lo que mas quiere es caminar con nosotros en este viaje llamado vida.

¿Qué clase de viaje has tenido? ¿Tu viaje ha sido más bien un camino resaltado con desilusión, tristeza, sufrimiento y dolor? Usted anhela algo mejor, pero parece como que la tranquilidad y la felicidad lo han esquivado. Pueda ser que muchos años usted fue en búsqueda de emociones fuertes, placeres, dinero, éxito y reconocimientos. Es probable que esos logros lo hayan satisfecho temporalmente, pero al final lo llevan nuevamente a un aburrimiento, insatisfacción, y si no tiene cuidado, al desastre.

Es probable que sienta que su viaje ha sido injusto, rodeado de situaciones que no ha podido controlar, como enfermedades, presiones financieras, relaciones destrozadas, soledad, culpa, desesperación y vicios. En otras palabras la vida se ha convertido en algo cansado, sin esperanza y sin salida. Aunque puede ser que su viaje le haya resultado relajado, sin muchos problemas, pero no ha tenido el rumbo que soñaba y está vacío, sin propósito.

Job 5. “7Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción”. Estas palabras de Job no han perdido nada de relevancia a pesar que se escribieron hace muchos años. Job lo vivió, y pueda que mucho más que nosotros. ¿Siempre debe ser así nuestro viaje?

Creo que todos creemos que la vida no debe ser así, y soñamos con algo mejor. Debe haber otro camino decimos, otra senda. ¿Por qué muy pocos la encuentran? ¿Por qué no la hemos hallado? Lo que puedo decirle es que no importa cómo haya vivido, el resto de vida la puede pasar diferente. Usted solo recorrerá este viaje una sola vez, ¿por qué no sacarle el jugo? Para ello debemos entender tres verdades muy importantes.

Primera verdad: Dios lo colocó en este trayecto de vida

Usted no es una noche de pasión y lujuria, no es casualidad, no es un nacimiento no deseado, o consecuencia de una violación, Dios sabía absolutamente todo de usted, y Él planificó tu vida. Tú pintas en la eternidad, Él decidió darte vida, y es obvio, no fue tu decisión. Jeremías 1. “4Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”. Mire cómo entendió esta gran verdad David, Salmos 139. “16Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas”. Está claro que salimos del Señor y será maravilloso volver a Él.

Segunda verdad: No estamos solos, Dios desea estar con nosotros

Dios no solo nos puso en este viaje, sino que se derrite por ir junto a nosotros si se lo permitimos. ¿Por qué estar solos, si Él está con nosotros? Salmos 139. “7¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. Al comprender esta verdad nos llenaremos de la gasolina que nos ayuda a seguir adelante: Esperanza. Tenemos una luz de que esto cambiará. Pase lo que pase, Dios nunca nos abandona si nuestra confianza está en Él. Deuteronomio 31. “8Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Leamos las palabras de Jesús en Mateo 28. “20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Amigo, entérate de esta gran verdad.

Tercera verdad: Dios nos llama a un nuevo viaje, a tomar una nueva senda: la de la fe y de la confianza en Él

Dios cada día nos susurra que tomemos otro camino, otro sendero, otra vereda que Él la trazó para nosotros. Él nos dice que ese es el único camino que nos lleva a una vida verdadera, tal y como Él la quiso desde un principio para todos nosotros. Sin embargo la mayoría de los habitantes de la tierra no prefieren esa senda, la correcta. Mateo 7. “13Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Dios nos insta a que sigamos ese camino angosto. ¿Qué debemos hacer? ¿Por qué arriesgarnos en cambiarnos de senda? Le doy 3 razones:

Primera razón: La vida actual no cumple lo que promete

¿Cuántas personas son realmente felices? El Instagram y el Facebook rebosan de matrimonios unidos, familias felices y de maravillosos momentos de alegría. ¿Lo están de verdad? La vieja manera de vivir promete paz, seguridad, y alegría, pero se convierte en miedo, ansiedad, sufrimiento, amargura y tristeza. Lucas 12. “19y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Este hombre adinerado tomó el camino equivocado, y se arruinó. El sendero antiguo nos promete todo, pero sus promesas son completamente falsas, y al final nos desbarata todo.

Segunda razón: El camino del Señor cumple lo que Él promete

Los que recorren este camino, aunque haya tormentas y desgracias alrededor, ellos muestran paz interior inexplicable. Cuando otros se agonizan en dolor y necesidad, los que recorren el camino de Dios responden desinteresadamente y con tremenda compasión. Ojo, no estoy diciendo con esto que nuestro viaje será fácil y no encontraremos dificultades. De hecho, Jesús dijo esto en Juan 16. “33Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Los hijos de Dios no estamos exentos de penas y algunas angustias en el viaje, sin embargo Filipenses 4. “7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Tercera razón: El camino de Dios nos lleva al hogar

¿Quién no desea volver a casa? Deberíamos viajar deseando volver a nuestro hogar. El hogar es un lugar de paz, seguridad y reposo. Nuestra nostalgia debe ser profunda por nuestro hogar eterno, lo debemos extrañar en gran manera. Date cuenta, estamos destinados a la eternidad. Hebreos 11. “13Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra”. Nuestra casa verdadera está en los cielos, y es hacia ella donde conduce el sendero del Señor.

¿Qué clase de viaje tendremos de ahora en adelante? La respuesta está en nosotros. Recuerda, no puedes cambiar el pasado, pero con la gratitud de Dios podemos transformar el futuro. Dios no quiere que tú te condenes en el pasado. Él quiere ponerte en un nuevo camino: el de Él. Juan 10. “10El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

2020 Octubre 25. Domingo 10 am, un sermón de Josué M Guzmán. Predicado en Misión Buenas Nuevas.

Domina tus Finanzas


Lucas 19. “8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.

Hoy mas que nunca el estrés económico tiene el poder de arrojar nuestras vidas al caos. El estar mal en nuestra economía nos deja prácticamente a la deriva frente a un dolor tan agudo y tan singular que es inexplicable. ¿Cuántos no hemos tenido miedo a contestar el teléfono o atender la puerta? ¿Cuántos hemos tenido pavor al abrir un sobre, o leer un correo electrónico por miedo a enfrentarnos a un cobro? ¿Qué tal el embargo de tu casa o de alguna pertenencia? Aunque estemos completamente llenos de energía, o lo bien planificados que estemos en la agenda, una vida caótica económicamente dará como resultado un disgusto acoso y asedio.

Cuando las deudas nos ahogan, nos vemos abrumados rápidamente. No hay modo de simplificar nuestra vida si la relación con el dinero está fuera de control.

¿Por qué tocar el tema económico? Quítese de la cabeza que lo que busco es lograr que ustedes den dinero a la iglesia. Lamentablemente hay muchos predicadores que lo único que buscan es el beneficio económico.

Al observar tantos versículos que abordan el tema del dinero, resulta obvio que a Dios le interesa nuestra salud financiera. Jesús habló sobre el dinero y su administración en sus parábolas. Es por esta razón que hoy traigo este tema a colación, y me alegra mucho el pensar que este mensaje puede hacer que un cristiano tenga una mejor relación con sus finanzas, y realmente simplificar posteriormente su vida. El estar económicamente ordenado y dejar a la guía de Dios las finanzas, genera paz a los corazones de las personas. Aquí no estoy hablando de ser rico o ser pobre, estoy hablando de manejar bien los ingresos que se perciben. He experimentado esa paz en mi propia vida, y también la quiero para ti.

Analicemos la vida de un hombre que tenía un serio problema con el dinero, y que lo iba llenando de culpa y vergüenza. Lucas 19. “1Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Si desde pequeño asististe a la iglesia, seguramente te recuerdas haber oído el nombre Zaqueo. Yo recuerdo que hasta una canción hay sobre este encuentro entre Jesús y Zaqueo. Al ver el relato de Lucas, me llamó la atención unos detalles que por años había pasado por alto sobre esta historia. El trasfondo emocional de su desordenada vida se abrió paso entre las grietas cuando se encontró con Jesús.

El doctor Lucas nos hace ver que Zaqueo era corto de estatura, y tuvo que subirse a un árbol para poder ver a Jesús. Parece muy sencillo y humilde este hombre, ¿verdad? Te hago esta pregunta: ¿Qué llevaría a un hombre rico al extremo de sacrificar su dignidad al subirse la túnica y trepar a un árbol en pleno día y con una multitud a su alrededor? ¿Por qué estaba tan desesperado en ver a Jesús?

En aquel tiempo casi en todo Palestina se había escuchado de Jesús por sus milagros. En los últimos dos años había sanado gente, echado fuera demonios, alimentar a miles con casi nada, y había convertido agua en el mejor vino del mundo. Pueda que Zaqueo era admirador de Jesús y buscaba un autógrafo. Pero Zaqueo fue mas allá, no dudo hacer el ridículo al trepar de un árbol, lo cual es un tanto desesperado si lo razonamos. Mi interpretación es que Zaqueo quería más que ver a Jesús, necesitaba ayuda, y urgente. Pueda que los mensajes de Jesús sobre la gracia y el perdón habían generado cierta esperanza a un hombre con una gran carga de culpa por sus modos deshonestos. Zaqueo se había vuelto rico, pero descubrió que sus riquezas no le satisfacían. De hecho, era lo contrario. Su modo de vida obsesionado con el dinero le había atrapado y lo hacía sentir culpable.

Sobrepasado por el peso de su autoreproche, quizá Zaqueo se dio cuenta de que necesitaría algo mayor en su vida para liberarse de su esclavitud al dinero. Él necesitaba algo más poderoso que su propia fuerza.

Si tu verdadera situación financiera se colocara en una cartelera para que todos tus conocidos la vieran, ¿qué sentirías, paz o tormento?

Cuando Zaqueo se encontró con Jesús, lo que le hizo en un tiempo sentir orgulloso, ahora le avergonzaba. La Biblia no nos cuenta cómo se desarrollo aquella visita de Jesús en casa de Zaqueo, pero está claro que algo pasó en el corazón de Zaqueo que lo sacudió tremendamente. Su vida dio un cambio extremo, y por fin sometió el ídolo de su vida: su riqueza. Devolvió el cuádruple del dinero que había obtenido, y colmó a los pobres con la mitad de su riqueza. Era libre. Jesús posteriormente dijo “Ha llegado la salvación a esta casa”. Zaqueo se había reconciliado con Dios en lo espiritual y lo económico.

A lo largo de mi vida he visto más reconciliaciones espirituales con Cristo. Es así como lo puedo explicar después de ver las relaciones tan desordenadas, tormentosas y disfuncionales que tienen los seguidores de Cristo con el dinero.

Cuando Cristo te redimió, perdonó las deudas morales y tus ofensas. Obtuviste una reconciliación espiritual con Dios, y este es el cambio interior mas importante en la vida de cualquier cristiano. Pero si todavía no has experimentado una segunda reconciliación (en lo financiero) es probable que te hayas quedado corto.

¿Cómo sucede una reconciliación financiera con Dios? Hechos 16: “31Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. La palabra en todo esto es Creer. La reconciliación financiera es similar a la espiritual. Debes creer lo siguiente:

Todo lo que tengo viene de Dios.

Santiago 1. “17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Dios te ha dado todo lo que tienes, y te invita a administrar tus talentos, dones, educación, pertenencias y oportunidades para Sus propósitos en el mundo.

Vivo feliz con la provisión de Dios para mi vida.

El hombre siempre quiere más, mejores circunstancias, más abundancia, una vida más fácil, un mejor trabajo, una mejor casa, un mejor carro, hijos más inteligentes y un innumerable etcétera. Tener mas no aumenta nuestra felicidad. Siete de los diez primeros países más felices del mundo se encuentran en Latinoamérica, que por lo general ocupan puestos bajos en las cifras económicas. Filipenses 4. “11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. La deuda viene de querer más que la provisión actual de Dios para tu vida y rebuscarte por otros medios para conseguirlo. Se puede confiar realmente en que Dios provee. Él solo pide que confíes en Él viviendo bajo Su provisión.

Honro a Dios dando el diezmo de todas mis ganancias para Sus propósitos en el mundo.

Yo la verdad no tengo vela en este entierro. Proverbios 3. “9Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”. Veamos también Malaquías 3. “10Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Cumplir con el diezmo requiere de fe, que con un 10% menos la provisión de Dios será perfecta a nuestra vida. En el tiempo de la alabanza cantamos con lágrimas en nuestros ojos “Yo me rindo a Él”, pero cuando llega el momento, no rendimos nada, ni siquiera el diez por ciento. Es algo así como: “Dios me rindo a Tí, pero está lejos de mi dinero, que ese es mío”. Nos sometemos a Dios, pero con el dinero no te metas por favor. El que no diezma se está robando a sí mismo una de las cosas más maravillosas del cristianismo, que es la parte sobrenatural.

Aparto una porción de mis ingresos en un lugar aparte para emergencias, oportunidades de ofrenda y mis últimos años.

Proverbios 6. “6Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”.

Vivo a diario atento al cielo, dispuesto a responder cualquier susurro de Dios con respecto a mis recursos.

Cuando estás reconciliado espiritual y económicamente con Dios, tienes un asiento en primera fila para ver a Dios usando tus recursos. Y quiere que experimentes el privilegio de ver cómo tus recursos ayudan a otras personas. Fabuloso.

Amigo, nunca serás capaz de simplificar tu vida hasta que domines tus finanzas fuera de control. Nuestro Dios es experto en nuevos comienzos, segundas oportunidades, de nuevos días. Cuando le das el control de tu mundo financiero, estás tomando una decisión de gran importancia que puede cambiar destinos. Muy probablemente cambiará la vida de tu familia en las generaciones venideras. Para la locura financiera hoy. Pídele de todo corazón a Dios que te ayude a enderezar lo financiero. Es lo mejor estar reconciliado con Dios tanto en lo espiritual como en lo económico.

2020 Octubre 25. Domingo 7am, un sermón de Josué M Guzmán. Predicado en Misión Buenas Nuevas.