
eTodavía tengo frescos en mi mente todos aquellos comentarios que leí en Facebook y Twitter en los días antes del 25 de diciembre, donde muchas personas ponían sus buenos deseos para todos, y que «un Salvador nos es nacido» y que «feliz navidad aquí», «feliz navidad allá», y «el niño Jesús ilumine tu vida», «época de paz y amor» y todos esos mensajes que de seguro tu también leíste. Pasados algunos minutos después de las doce de la noche del famoso 24 de diciembre (vísperas de navidad) ya nadie se acordaba de Jesús, del amor, de la paz, de dar y compartir. Ahora ya todo era el año nuevo 2016, sus nuevos retos, los famosos saludos insípidos y casi forzados de «feliz año» para todas las personas con los que nos encontramos ya sea en el trabajo, en el vecindario o en cualquier lugar.
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